
De hecho, el propio profesor ya ha tenido éxito con este proyecto. Hace dos años fue capaz de conectar su cerebro con el de otro investigador: gracias a ello consiguió controlar la mano del otro. Sin embargo, ahora se está avanzando en algo mucho más sutil y peligroso: poder acceder a los pensamientos de la otra persona.
Para poder llevar a cabo este experimento se encuentran dos personas en dos edificios diferentes. Llevan puesto un gorro muy especial en el cerebro. Entonces empiezan a jugar al clásico “20 preguntas” en donde intentan adivinar un objetivo a través de ellas.
Para ello se analizan las diferentes frecuencias que harán que una luz LED parpadee de una manera u otra (sistema que sirve para responder si o no).
Todas estas respuestas son monitorizadas para poder obtener resultados. Este estudio se ha llevado a cabo con 5 parejas voluntarias teniendo un tasa de acierto de hasta un 72% a la hora de adivinar objetos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario